¿Sabemos realmente a qué juegan nuestros hijos/as?

Hace unos meses nos sorprendía una noticia sobre una niña de 9 años en Reino Unido que había sido ingresada por adicción al Fortnite; sus padres la encontraron en el salón a altas horas de la madrugada jugando y se había orinado encima por no dejar la partida a medias.

Este es un caso que ha alarmado a la opinión pública. Sin llegar a estos ejemplos tan extremos, en España hay muchos niños/as y adolecentes que juegan a diario a este videojuego y llegan a estar verdaderamente enganchados.

¿En qué consiste Fortnite?
Fortnite es un juego con más de 45 millones de usuarios activos en el mundo, que no está recomendado para menores de 13 años y cuenta con dos modalidades: una versión de un único jugador (de pago) y otra, que es la que está arrasando entre los más jóvenes, llamada “Battle Royale” que consiste en un juego de supervivencia, donde pueden llegar a competir hasta 100 jugadores online, en el que solo puede quedar uno, es decir, se trata de matar al resto.

¿Por qué ha tenido tanto éxito?
– Es gratuito y accesible: se puede descargar en cualquier dispositivo.
– Es un juego sencillo: no hace falta tener grandes conocimientos en este tipo
de juegos, es muy intuitivo y cualquiera puede jugar.
– Tiene un componente de humor: son dibujos animados, los jugadores
bailan o pueden disfrazarse de cosas graciosas, las armas que pueden
utilizar para matar también llegan a ser originales.
– Es una experiencia social: se pueden formar equipos y puedes
comunicarte con otros jugadores a través de un chat.
– Personas conocidas y youtubers famosos han admitido que juegan a
Fortnite; este hecho ha favorecido que llegue a un público más amplio.
– Se ha creado una presión social en relación al juego: si no juegas, de alguna
manera, te quedas fuera del grupo.
– Son partidas relativamente cortas, lo que hace que les cueste decidir cuál
va a ser la “última” partida del día.

¿Qué peligros tiene este y otros juegos en línea similares?
– Es un juego que de por sí, fomenta la violencia: dispones a tu alcance de
armas de todo tipo para vencer a tus adversarios, eso sí, no hay imágenes
donde aparezca sangre.
Económico: sí, hemos dicho que es gratuito, pero para mejorar tu jugada puedes comprar armas, ropa, etc. con lo que muchos chicos y chicas hacen pequeñas inversiones en este tipo de accesorios.
– Puede causar adicción: este tipo de videojuegos están creados para que “enganchen”; el sonido, las imágenes…todos estos componentes no son elegidos al azar, sino que son estímulos creados para generar placer en los cerebros de los más pequeños y conseguir que no quieran dejar de jugar.
Problemas sociales: niños/as que prefieren quedarse en casa jugando online a quedar con sus amigos para jugar “en persona”.
– Puede convertirse para los niños/as en una vía de escape de la realidad:
no nos engañemos, es más fácil relacionarse a través de estos juegos que en la vida real con todos los retos que supone y todos los problemas que pueden surgir. Este hecho puede generar a largo plazo dificultades a la hora de desarrollar estrategias de afrontamiento.

¿Qué puedo hacer como padre/madre para que mi hijo/a haga un uso
responsable de este tipo de juegos?

Tampoco debemos alarmarnos, no pasa nada porque nuestro hijo/a juegue al Fortnite o a un juego similar mientras se haga de una manera responsable.

Os proporcionamos una serie de recomendaciones para conseguirlo:

– Controlar y limitar el uso en general de las nuevas tecnologías: tenemos que establecer junto con nuestros hijos, mediante el diálogo y la negociación, la cantidad de tiempo y uso de pantallas.
No prohibir: lo que queremos es que nuestro hijo haga un uso responsable por él mismo y prohibiéndolo lo no lo vamos a conseguir.
– También es recomendable que el ordenador, las consolas o tablets, estén en un lugar de la casa compartido, lo que nos permite una supervisión consensuada de a qué está jugando nuestro hijo/a.
– Favorecer otro tipo de ocio: como el deporte, la lectura, la música… que sea capaz de descubrir otros intereses alejados de las pantallas, sobre todo, si estas actividades las puede realizar con otros niños/as, lo que le ayudará a socializarse de una manera sana.
– Funcionar como modelos para ellos: no podemos pedirles que no jueguen si nosotros no somos capaces de soltar nuestro teléfono móvil.
– Dejemos que se aburran: solo así, a través del aburrimiento, serán capaces de desarrollar su imaginación y creatividad, lo que les ayudará en un futuro a enfrentarse a los retos diarios.
– Y sobre todo, y más importante, es conocer a vuestro/a hijo/a: interésate por sus gustos, amigos, estudios, actividades que disfruta… muestra una actitud cercana y disponible para que, si tu hijo/a tiene algún problema (relacionado con la adicción a los videojuegos, o no) tenga la confianza de contártelo y tú así poder ayudarle. Es decir, favorecer una comunicación familiar sincera entre todos.

Si ponemos en marcha todas estas estrategias favoreceremos que hagan un uso responsable, conseguiremos que se diviertan con estos juegos, pero sin dejar de lado las relaciones cara a cara donde compartan momentos e interioricen nuevas experiencias y habilidades rodeados de iguales.

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