- Entrenando tu memoria, ganarás en salud y en vida - 29/12/2020
Cuando hablamos de la memoria, la prevención es la solución.
El entrenamiento grupal en habilidades y estrategia de memoria tales como: atención, imaginación visual, codificación… producen una mejoría cognitiva y, como beneficio adicional, del estado de ánimo de los participantes. Esos son los objetivos de nuestro programa de Enriquecimiento Cognitivo
Este programa de intervención se fundamenta en una de las quejas más frecuentes en los mayores: la referida a la pérdida de memoria. La memoria es una de las funciones cognitivas más importantes y la que, probablemente, más preocupación crea cuando empezamos a notar en ella los primeros fallos o despistes. Está comprobado que a los 75 años hay una pérdida del 25% de la memoria respecto a la que se tenía a los 20 años (“pérdida de memoria benigna”). De esta cifra, la mitad corresponde a causas orgánicas y la otra mitad a causas psicológicas. En edades inferiores (entre 65-70 años), la pérdida es menor, aunque la queja es muy frecuente.
Las quejas más frecuentes y olvidos benignos son los cotidianos. En principio son normales y pueden ocurrirle a cualquiera: olvidar dónde se han dejado las cosas, olvidos de nombres, sensación de tener “la palabra en la punta de la lengua…”. Estos hechos solo indican una patología si son muy frecuentes o si son olvidos determinados, como no recordar la casa donde se vive o perderse en un recorrido habitual.
Cuando no se recuerda el nombre de personas muy cercanas, cuando se producen despistes que llegan a la desorientación, si no se consigue aprender una acción nueva muy sencilla, como por ejemplo hacer funcionar un mando nuevo de televisión, o si el problema de la palabra en la punta de la lengua se repite tan a menudo que se hace difícil comunicarse con los demás… Sí deberíamos preocuparnos. Ahí sí puede haber un deterioro cognitivo.
Para prevenir dicho deterioro cognitivo deberíamos evitar los factores de riesgo que alteran el cerebro: la hipertensión, la diabetes, el colesterol alto, el sedentarismo, la obesidad…
Hay que fomentar unos hábitos de vida sana, una alimentación saludable, no abandonar las actividades diarias habituales, mantener los hobbies y actividades de ocio, evitando el aislamiento y participando activamente en reuniones sociales.
En definitiva, aumentar la reserva cerebral, mediante estimulación cognitiva y entrenamiento en memoria.