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A continuación, os proporcionamos doce recomendaciones clave para ayudarnos a convivir con la situación actual.
La adaptación a situaciones nuevas y cambiantes, es una capacidad que tenemos los seres humanos desde que habitamos el planeta y de la cual hemos hecho uso a lo largo de toda nuestra historia, lo que nos ha permitido crecer y aprender. La crisis por la pandemia a consecuencia de la COVID 19, ha requerido una gran cantidad de recursos psicológicos que nos han permitido afrontar esta situación de la mejor manera posible.
Investigaciones demuestran que, las situaciones de emergencia y crisis social, producen afectación psicológica en un porcentaje de la población prevaleciendo síntomas de ansiedad, depresión y estrés postraumático. A su vez concluyen, que un alto y mayor porcentaje de esta población va a generar una oportunidad de crecimiento personal, debido a la capacidad de resiliencia, que es la competencia que tenemos para superar circunstancias adversas e incluso salir reforzadas de ellas.
La mayoría de nosotros durante este tiempo, hemos aprendido, descubierto y generado nuevas formas de relación y afrontamiento, adquiriendo una visión más amplia de nosotros mismos, así como de las personas que tenemos a nuestro alrededor, haciéndonos más competentes.
La “nueva normalidad” implica que debemos aprender a vivir y convivir con el miedo, la falta de control y la incertidumbre. Nos hacemos preguntas constantemente que de momento no tienen respuesta, lo que nos produce preocupación y miedo. ¿Podremos recuperar la vida que teníamos?, ¿cómo serán nuestras navidades?, ¿seguiremos siendo los mismos?, ¿cambiarán nuestras costumbres? y un largo etcétera.
Por eso es normal, sano y adecuado experimentar sentimientos de: rabia, tristeza, confusión, desesperanza, frustración, cansancio e incertidumbre. Ahora más que nunca se hace imprescindible brindarnos un cuidado no solo físico si no también emocional que nos permita vivir y convivir con esta situación de la mejor manera posible
Si somos capaces de desarrollar y aprender estrategias eficaces de afrontamiento, saldremos fortalecidos de esta situación y adquiriremos una amplia cantidad de recursos muy útiles para la vida.
Algunas recomendaciones que nos pueden ayudar son:
- Atender nuestras necesidades: darnos un respiro y contactar con nuestras emociones, expresarlas, compartirlas con otros y normalizarlas. No es sano no estar mal. Cuando una situación es tan difícil, hablar de ello nos hará sentir mejor; somos humanos.
- Descansar y desconectar: el descanso mental es prioritario para poder hacer frente a esta nueva situación. Cuando no trabajemos, podemos dedicar nuestro tiempo libre a hacer actividades que nos resulten placenteras.
- Practicar la empatía: tratarse con amabilidad y aceptar las debilidades, así como las fortalezas sin juzgarnos. Aplicar la empatía hacia nosotros mismos y hacia los que nos rodean, puesto que también están en una situación compleja.
- Promover el contacto emocional: el aislamiento produce sensación de soledad y tristeza. Por ello, debemos mantener el contacto con personas importantes para nosotros/as y compartir lo que necesitamos, buscar el momento para hacer videollamadas, quedar, o escribir; aquello que queramos o necesitemos cultivará los afectos haciéndonos sentir mejor.
- Cuidar el cuerpo: “mente sana en cuerpo sano”. Es importante mantener hábitos de vida saludables: dormir, descansar, alimentarnos de forma equilibrada, hidratarnos y realizar actividad física.
- Pensar en aquello que está bajo nuestro control: reconocer aquello que sí podemos hacer y controlar y actuar en base a esto, en lugar de pensar en soluciones que no están a nuestro alcance ni dependen de nosotros mismos.
- Aprender o practicar estrategias de regulación emocional: respirar lentamente, realizar ejercicios cortos de relajación, meditación, visualización, o cualquier estrategia que conozcamos que nos permitan liberar tensión.
- Seleccionar las fuentes de información: el exceso de información influye directamente en cómo nos sentimos y percibimos la realidad. Debemos elegir nuestras fuentes de información y los momentos para ello y el resto del tiempo dedicarlo a hacer otras cosas.
- Recuperar estrategias de afrontamiento: recordar y utilizar aquellos recursos que te hayan servido o te sirvan a diario para afrontar y/o superar situaciones pasadas; ahora te serán de utilidad.
- Valorar todo lo que has aprendido hasta ahora: podemos escribir o pensar en todas las cosas que hemos aprendido, personas que hemos conocido o retos que hemos superado durante todo este tiempo; seguro que nos sorprenderá.
- Hagámoslo fácil: en situaciones como estas es muy importante hacer las cosas de la manera menos compleja posible y pensando siempre en lo mejor para nosotros.
- Busca ayuda profesional, en caso de necesitarlo: si ves que tu estado de ánimo no mejora y que se mantiene estancado o empeora, busca ayuda profesional.